Nuestra mente está constantemente en funcionamiento, pero está en tantísimas cosas a la vez que no nos permite muchas veces estar centradas en lo que estamos haciendo en el momento presente. Nuestro cuerpo sí está en el presente, pero nuestra mente no. Y al no hacer eso, no estamos disfrutando de nuestro día a día ni de las cosas que hacemos con total plenitud.

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Este bombardeo de pensamientos nos provoca una gran desconcentración y hace que los pensamientos sean tan continuos y tan intensos que nunca podamos estar relajadas, con estrés, ansiedad y mucho agobio. Esta desconcentración nos hace no estar viviendo en el presente, sino que nos quedamos muchas veces anclados en recuerdos del pasado o en pensamientos de situaciones del futuro. Y esto, es quedarnos en las tapas del libro, pero nunca llegamos a leer las páginas. Nos daremos cuenta de que la mente nos distrae y nos engaña, y que no nos deja disfrutar y estar centrados en el momento presente. Es decir, el gran poder que tienen los pensamientos sobre nosotros y que no nos habíamos dado cuenta.

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Todo esto genera un gran esfuerzo, pero nosotros además invertimos más energía en estar constantemente eliminando los pensamientos que nos molestan, que nos incomodan, que nos hacen sufrir, que son los pensamientos negativos. Este gran esfuerzo y sobre esfuerzo mental se produce principalmente porque no somos capaces de ACEPTAR cualquier tipo de emoción, sentimiento y pensamiento que nos produzca el cuerpo. Y esa constante lucha con nuestros pensamientos hace que estemos más pendiente de eliminar esos pensamientos negativos que en la propia vida.

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Trabajando la ACEPTACIÓN. Aprendiendo a aceptar cualquier pensamiento y no luchar para eliminarlo:

• - Tomar distancia de nuestros pensamientos y de las situaciones, para poder verlas con una mayor claridad y desde una perspectiva diferente.

• - Vamos a vivir más el presente y no estar tan anclados en los recuerdos del pasado o en situaciones del futuro.

• - Ser más conscientes de nuestros sentimientos, de lo que queremos y de cómo estamos actuando.

• - Vamos a ser más conscientes y a detectar barreras, y así vamos a poder ser más libres para elegir nuestro camino.

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La palabra Mindfulness no tiene una traducción clara al castellano. Se le suele traducir como atención plena, o consciencia plena. Se basan en unas técnicas de meditación que se llevan usando desde hace miles de años en la cultura oriental. Lo que han hecho ha sido recoger estas técnicas de relajación, dejando a un lado el lado espiritual. Esta práctica lleva bastantes años utilizándose en hospitales, en grandes empresas, para la reducción de la ansiedad, el estrés, el dolor crónico, e incluso se está utilizando para algunos trastornos mentales y ya están haciéndo en otras asociaciones de familiares de personas con problemas de salud mental. ¿Por qué? Porque principalmente lo que nos enseñan es a vivir nuestro día a día sin estar en constante lucha con nuestros pensamientos y disfrutar de nuestras experiencias, del aquí y ahora.

 

Generalmente asociamos la relajación con quedarse embobados delante de la televisión después de un largo y estresante día. Y aunque ese rato nos permite desconectar, la verdad es que sirve de poca ayuda si lo que queremos es reducir los efectos del estrés en nuestro cuerpo.

El estrés y la ansiedad en sí no son malos. Cuando las sentimos nuestro cuerpo se está preparando para luchar o escapar ante una amenaza. Entonces, ¿cuál es el problema? Cuando esa amenaza no es algo físico, si no que se encuentra en nuestros pensamientos, en los recuerdos del pasado,  en cosas que pensamos que pasarán en el futuro, en nuestra mente y no sabemos cómo afrontarlo. Esta ansiedad nos causa problemas en nuestra salud, alterando nuestro equilibro  mental y físico. Además, la vida tan acelerada que llevamos hoy en día hace que vayamos por la vida como robots, con el “piloto automático encendido” y que no  disfrutemos y nos perdamos muchas cosas que nos están pasando.

 

Son demasiados los momentos que nuestra mente se queda anclada en recuerdos del pasado y pensando en cosas del futuro. Son tantos  los momentos en los que no somos conscientes, que hacen que se nos vaya pasando la vida sin darnos apenas cuenta.

Y además de todo esto, este curso de Mindfulness pretende conseguir que vosotros como familiares toméis una respuesta más adecuada ante las alteraciones emocionales que nos produce los problemas de salud mental de nuestros familiares, que son nuestra principal preocupación. Es decir, se pretende que muchas emociones sean aceptadas y vividas, sin ser evitados ni controlados, y que seáis capaces de para y observar lo que estáis haciendo para poder vivir en el momento presente y sentir las cosas tal y como suceden, sin hacer ningún  tipo de juicio ni buscar el control.